‘Doctor Sueño’, de Stephen King

Portapapeles01Es curioso que de obras literariamente imperfectas salgan historias interesantes para el cine, incluso obras maestras. En el primer caso estaría, por poner un ejemplo bien conocido, la adaptación de El exorcista, novela de William Peter Blatty, dirigida por William Friedkin, The Exorcist, 1973; y, en el segundo, por poner otro ejemplo que nos introduzca en el tema, la basada en El resplandor, de Stephen King: The Shining (1980), de Stanley Kubrick. Confieso que, antes de leer por vez primera a King, hace pocos años, a raíz de la publicación de Doctor Sueño, ya conocía algunos de  los argumentos de sus novelas a través de la pantalla, y siempre me resultaron atractivos. La milla verde (The Green Mile, 1999), de Frank Darabont, por ejemplo; o la adaptación para la televisión de El misterio de Salem’s Lot (Salem’s Lot, 1979), de Tobe Hooper…

Doctor Sueño (primera edición española: Plaza & Janés, 2013) no es exactamente la continuación de El resplandor, como se ha dicho, sino la puesta al día del personaje de Danny (el niño que corría los pasillos del hotel Overlook en su intranquilizador triciclo). Trasladados al año 2013, Danny es un cuarentón, borracho arrepentido, cuyos avatares narra King con unas sorprendentes dosis de realismo y un buen oficio que me han recordado, a veces, a las expansiones del beat norteamericano de los años cincuenta. Tanto la creación de personajes como los escenarios en que los sitúa y las dosis inclementes de realidad hostil dan en el clavo y no deja indiferente a un lector que, como en mi caso, ni siquiera lo buscaba. Ha sido una agradable sorpresa. Pero, digo más: Stephen King no habría necesitado aditamentos fantasmagóricos para construir esta novela, muy aceptable desde el punto de vista literario, con una gran carga de crítica social y una detallada descripción, hiperrealista casi, de la sociedad norteamericana de hoy. Paradójicamente (porque son su alma mater), tales aditamentos le menguan la calidad. Así que me he quedado pensando en el buen escritor que podríamos haber disfrutado todos estos años si Stephen King no se hubiese dedicado a meter miedo. Pero, y otra paradoja discutible, también es posible que, de no haberlo hecho, ni siquiera hubiera encontrado editor.

Por otra parte, y para enlazar con el principio, creo que no resulta curioso en absoluto, o muy poco, que de obras literarias más que notables salgan historias planas, soporíferas y absurdas para el cine. Es el caso de Doctor Sueño (Doctor Sleep, 2019) de Mike Flanagan, que no se acerca a la novela original ni por el forro, y cuyo excesivo metraje, junto con un guión maltrecho, aburre a las piedras. Diga lo que diga Stephen King, que, supongo, cobrará una pasta por los derechos de la adaptación, en función de lo que venda, y por mala que esta sea.

This entry was posted in Sueltos y opiniones by Francisco J. Lauriño. Bookmark the permalink.

About Francisco J. Lauriño

Nacido en Langreo (Asturias, España) en 1962, Francisco J. Lauriño es licenciado en Filología Hispánica, Sección de Literatura, por la Universidad de Oviedo y trabaja como funcionario de la comunidad autónoma de Asturias. Fotógrafo y escritor, colabora en periódicos y revistas y ha publicado varios libros, tanto de narrativa como de poesía, entre los que destacan la novela 'Muñecos de sombras' (2009), 'Cuentos escogidos' (2007) y los libros de poesía 'Ontología poética' (2007), 'Horas de metal' (2010) y 'Libro del adiós' (2012).